El objetivo es lograr un equilibrio de poder en la relación con un reparto de cargas equitativo. Esto hace que la necesidad de manipular desaparezca.
El problema es que los manipuladores rechazan a la gente que puede ponerlos “frente al espejo” de su propia manipulación. Expresiones como «yo no creo en los psicólogos», o «la/el que tienes que ir al psicólogo eres tú», o ¿»Que me van a decir, que yo ya no sepa? , o «seguro que ya le has contado tu versión….»
Una vez controlados los problemas interpersonales que llevan a ser víctima fácil de los manipuladores hay que renegociar la relación de tal forma que las cargas sean similares para uno y para otro y el reparto de poder sea equitativo de tal forma que las decisiones se tomen por un consenso en el que es fundamental el punto de vista de ambos miembros.
Enfrentarse a una persona que se ha colocado en una situación cómoda en la que ostenta la mayor parte de poder en la relación, realiza las tareas menos peligrosas y consigue que los demás resuelvan sus problemas al mismo tiempo que se ha apoderado del control de todo lo que puede suponer autonomía para la otra parte, es un proceso difícil por varias razones:
• El manipulador tiene la sartén por el mango. Haga lo que haga la otra parte siempre va a ir en su beneficio.
• No permite comunicar o negociar sobre su posición de poder. Las únicas interacciones no prohibidas en la relación son las relativas a los incrementos de dominio por su parte.
• Emplea una comunicación muy indirecta, con lo que resulta difícil poder plantear una estrategia asertiva o de negociación en el caso de que se aviniese a hablar (usualmente esto sólo sucede en presencia de terceros).
• No tiene ningún problema en utilizar estrategias de chantaje emocional, acoso emocional o incluso violencia física o verbal en el caso de que vea cuestionada su posición de poder.
• Busca los puntos débiles de la otra persona (que conoce a la perfección) y aunque se encuentren reforzados intenta entrar por allí.
. Ha desacreditado socialmente a la otra persona, y/o a sus apoyos, de tal forma que es difícil que pueda conseguir apoyos exteriores.
Cuando ven amenazada su posición de poder «cuelgan el teléfono»: No permiten mantener comunicación con la parte dominada. Puedes como estrategia utilizar varias técnicas:
• Sacar el tema delante de terceros.
• Ir soltando «pequeños comentarios» como hacen ellos.
• Contar una parábola.
Abordarlo en una de las escasas situaciones en las que la persona victima de la manipulación tiene poder.
Hay pocas cosas más desagradables que finalizar una conversación telefónica sin despedirse. Cuando te cuelgan el teléfono en medio de una conversación porque la otra persona no quiere escuchar lo que le vas a decir es difícil que no te sientas fatal.
Aunque colgar el teléfono (no dejar hablar a la otra persona) es más una técnica de chantaje emocional que de manipulación, es lo primero que utilizan los manipuladores cotidianos cuando ven que se va a cuestionar su forma de poder o van a tener que enfrentarse a algo nuevo. Irse ofendido es otra de las técnicas habituales para hacer al otro/a sentir culpable.
Si las cosas se les complican suelen combinarlo con el enfado, que actúa como poderoso inductor de culpa en la otra persona, o también como generador de agresividad que les serviría para hacerse aún más la víctima. Pero aquí ya salimos de pleno de la manipulación para entrar en el terreno del chantaje.
Si quieres empezar a resolver tus problemas con tus manipuladores cotidianos tendrás que luchar por tener una relación equitativa, tanto si te hablan o te escuchan como si no. Lo más funcional es lograrlo mediante un proceso de negociación que a veces puede ser tan encubierta e indirecta como la misma comunicación que ellos utilizan.
No hay trucos para conseguir que se avengan a conversar en la intimidad.
Algunas pequeñas estratagemas para conseguir que no te cuelguen el teléfono son:
Plantear el tema conflictivo cuando se encuentre delante una tercera persona. Pero ten cuidado: Las/los madres/padres suelen apoyar a sus hijos por muy manipuladores que sean y muy mal que te sientas tú. Delante de la familia es difícil en general.
Dejarle que plantee otra conversación de las suyas, con sus sugerencias sobre lo que hay que comprar, lo mala que es tu madre/padre o tu familia, lo bien que hace las cosas, y expresar algún comentario indirecto (ahora uno, en dos minutos otro…) sobre el tema que tú quieres tratar.
Recurrir al empleo de parábolas. Tal vez no puedas hablar de lo que te ha hecho, pero sí de lo que le ha sucedido a tu vecina, a su madre, a tu cuñado, a…Cuando se ha utilizado esta técnica, se he hecho inventando contenidos con personajes reales. Seguramente no se den por aludidos, pero tiene su utilidad.
Abordarlo en una situación en la que tú tienes el poder. Por ejemplo, mientras conduces y ellos van sentados cómodamente de pasajeros en el asiento delantero derecho. En ese momento no pueden utilizar el chantaje porque afectaría a la capacidad de concentración del chófer y tener un accidente, y no existe la posibilidad de escapar del coche en marcha ni ponerse a conducir porque se le caerían los anillos. En una situación así pierden buena parte de sus privilegios.
Los intentos de afrontamiento pasan por recuperar el respeto hacia la persona del manipulador que se había perdido en la relación. Una vez superados los puntos débiles interiores, toca enfrentarse a los exteriores.
Esto se hace mediante técnicas asertivas: Si no cuelgan el teléfono, basadas en la negociación y expresión de los propios sentimientos para que el manipulador tome conciencia del efecto que su conducta produce en sus «seres queridos».
El afrontamiento de los problemas con los manipuladores tiene que hacerse siendo asertivos: Luchando por defender los propios derechos sin vulnerar los de la otra persona. Cuando no cuelgan el teléfono y permiten la comunicación directa es posible intentar un proceso de negociación que lleve a un compromiso viable. Cuando cuelgan el teléfono y la comunicación se vuelve imposible, se pueden emplear las técnicas asertivas, que son las que permiten mantener la integridad ante los ataques de la parte manipuladora.
Es importante resaltar que en el caso de que estemos ante un psicópata esto no va a funcionar.
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BIBLIOGRAFIA:
Vicente Garrido, El Psicópata
Robert D. Hare, Sin Conciencia
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